¡Gran Combo, así te veo y así te siento!
Soy un enamorado de la música, en todas sus dimensiones. Nací cinco años después de haberse fundado el Gran Combo, bajo la batuta de Rafael Ithier. La amistad de mi familia con Rafael y su familia, data de al menos cuatro generaciones. Heredé de mi familia paterna una vena musical indiscutible. Mi abuelo, padre, tíos y algunos primos, fueron músicos consagrados que honraron nuestro pentagrama musical. Fui educado en el Conservatorio de Música, de donde es egresado mi padre quien en una etapa de su vida profesional acompañó a los músicos originales del Gran Combo. He vivido admirando la impecable trayectoria del Gran Combo y soy de los que afirmo, alto, claro y sin ambages, que ellos son la institución musical que más gloria le ha dado a Puerto Rico, alrededor del globo terráqueo.
El Gran Combo se fundó en mayo de 1962, al palio de una década candente en la esfera nacional e internacional, en un momento de cambios radicales, de configuración geopolítica y de grandes conquistas en derechos humanos, civiles y raciales. El Gran Combo nace en una década emblemática de cuestionamiento, de cambio paradigmático y de paso decisivo a la postmodernidad, rompiendo así todos los moldes musicales y artísticos establecidos en el país y en parte del planeta.
Desde sus inicios, el Gran Combo ha sido orgullo para Puerto Rico y Puerto Rico, inspiración para el Gran Combo. Ellos han sido nuestros abanderados por excelencia. Han colocado nuestra música y nuestro escudo en el más alto sitial, constituyéndose así, en la rúbrica musical más representativa de la patria. Su éxito sostenido, ha sido el producto de una admirable ética de trabajo, honestidad, rigor, disciplina y estructura; y de su compromiso inequívoco con nuestra identidad.
Mi respeto y admiración por el Gran Combo comenzó desde niño. Luego, siendo estudiante universitario, mi trabajo principal de investigación giró sobre la contribución social del Gran Combo a Puerto Rico. En el año 1992, mientras estudiaba Derecho en España, el Gran Combo fue invitado a la Feria de Sevilla. Estuve allí, tal como he estado con ellos en otros lugares del mundo, cuando aquellos trece músicos subieron a la tarima y deleitaron a aquella multitud. En el año 2002, siendo Secretario del Trabajo, el Gran Combo celebró sus cuarenta años. En aquella ocasión le solicité a la gobernadora, Sila Calderón, que los recibiera en la Fortaleza, para ofrecerles un homenaje. Aquel acto fue memorable y nos permitió homenajear al Gran Combo como esforzados obreros del arte y dignos embajadores de nuestra patria. Hoy, en el umbral de mis cincuenta años, sigo siendo un ferviente admirador del Gran Combo y de Rafael Ithier.
En el 2017 celebraron los cincuenta y cinco años del Gran Combo. Sin duda, ellos los dueños indiscutibles de nuestro pentagrama. Han cantado, jala - jalado, ojochinado, milongado y acanganado, dejando una huella lírica imborrable en la vida del país. En su trayectoria decente, limpia, honesta y ejemplar, han sido referentes de nuestros más distintivos valores patrios y desde su trinchera musical, han dado aliento y esperanza a un país que se debate entre el dilema de ser y no ser. Tengo la convicción, de que el Gran Combo es parte integral de nuestra historia y que el mayor de sus legados es haber trascendido la esfera musical. Tengo la certeza, en esa calibración trascendente, que la mayor contribución del Gran Combo ha sido y será, el vigoroso rayo de de luz y esperanza que ha puesto en el alma y en el corazón de su pueblo, durante más de medio siglo. ¡Gran Combo, así te veo y así te siento! ¡Felicidades!