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Grupo Erantonio & Asociados, un proyecto de vida


Desde muy niño tuvo la certeza de que la vida no dura para siempre y quizá por eso fue que Víctor Rivera Hernández se inventó una manera muy intensa de vivir, decisión que siguió la senda del bien, apuntalada por el ferviente deseo de convertirse en maestro y abogado.

De aquellos días, cuando poca conciencia se tiene de lo que es el tiempo, Víctor conserva intacto el recuerdo de lo que era la “casa vieja” de sus abuelos, en el Barrio Cuatro Calles, en Guaynabo. “Desde entonces, con tres o cuatro años de edad, ya sabía yo que estaba vivo, que algo sucedía a mi alrededor y que muchas cosas iban a pasar conmigo”, explica el fundador, presidente y asociado principal del Grupo Erantonio & Asociados. “Siendo un niño comencé a descubrir y cultivar mis inclinaciones artísticas y espirituales, intereses que me han acompañado hasta el umbral de mis 49 años”.

Aun desde antes de ser un adolescente, Víctor comenzó a madurar la certeza, no solamente de ser abogado, sino también de la manera como deseaba ejercer esa profesión, no en la función de un “trial lawyer” o como miembro de un bufete, sino “como portavoz de unas personas en específico, adelantando unas causas”. “También vi esta profesión como un instrumento para hacer otras cosas que también me interesaban, como ser maestro”, explica. “Vengo de una familia de maestros. Mi abuela materna fue maestra y mi abuelo paterno también, así como mis tías y mis primos. En la familia ha habido y habemos alrededor de cuarenta maestros, entre ellos más de diez profesores universitarios. Incluso en aquellos tiempos yo daba algún tipo de tutoría a mis compañeros de segundo, tercero y cuarto grado, en mi casa, por las tardes. Esa unión del abogado y del maestro, que es lo que soy hoy, es lo que yo visualizaba desde muy pequeño, además de involucrarme en proyectos con gente y sus realidades. Esto es algo de lo que hoy hago y que tanto me apasiona”.

Experiencia “intensa y apasionada”

Víctor explica que su primera epifanía en el mundo profesional se materializó aun antes de finalizar su bachillerato en Ciencias Políticas en la Universidad de Puerto Rico, cuando en 1988 el licenciado Pedro Ortiz Álvarez -a la sazón secretario del DACO- lo reclutó para convertirlo en su ayudante a tiempo parcial, el más joven en su equipo. “Me gradué en mayo de 1989 y esa experiencia de trabajo me preparó para mi primer empleo verdaderamente a tiempo completo, como ayudante ejecutivo -en el Senado de Puerto Rico- del senador Marco A. Rigau, presidente de la Comisión de lo Jurídico, una comisión importantísima porque ya había atendido el caso del Cerro Maravilla en su primera fase y había legislado para la Ley 22 de hostigamiento sexual”, apunta. “Entonces me toca a mí estar ahí cuando se legisla para la Ley 54, proceso en el que recuerdo con mucho cariño a Velda González, que tanto trabajó en este proyecto. De esa experiencia recuerdo también a don Miguel Hernández Agosto, Fernando Martín y Oreste Ramos, un grupo extraordinario. Ese fue mi primer trabajo con la cosa pública y un encuentro también con el sector privado de la sociedad, por todas las personas que iban ahí como deponentes, como testigos… Esa fue una experiencia extraordinaria a la que renuncié solamente porque decidí estudiar Derecho y mi maestría en Administración Pública a la misma vez. La primera la acabé en mayo de 1994, y la segunda en diciembre de 1993. Para esa época también fui a Temple University, en Filadelfia, a tomar clases de gobierno y oratoria”.

“Vamos a continuar tocando personas para transformarlas y, así, transformar las organizaciones. Vamos también camino a la internacionalización. Este nuevo hogar cibernético es parte de ese gran proyecto con el que nos estamos reinventando para seguir trabajando, para seguir potenciando, en fin, para seguir anhelando”

Lcdo. Víctor Rivera Hernández

 

Aquella primera incursión en el servicio público fue asumida por Víctor sin intimidarse y un poco con la urgencia de quien piensa que apenas viviría hasta los 32 años, edad en que -lejos de morir- fue en la que se convirtió en secretario del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos, bajo la administración de Sila María Calderón. “Creo que eso marcó mi ‘pick’ en la vida pública profesional”, asevera. “Mi experiencia como servidor público fue muy intensa y apasionada, con un ritmo enorme de lecturas. En ese proceso me tocaron unos maestros de vida tan importantes como Marco A. Rigau, Juan Manuel García Passalacqua, Oreste Ramos, Fernando Martín, Juan Mari Brás -que fue mi profesor- Manuel Maldonado Denis, Manuel Cárdenas, Ana Irma Seijo, Roberto Sánchez Vilella -mi profesor en la Escuela de Administración Pública-, Ramón García Santiago, René Muñoz Padín y José ‘Pepito’ Alonso … todos ellos se convirtieron en mis amigos”.

Gran relevancia tuvo también en esa experiencia la cercanía de Victor con el gobernador Rafael Hernández Colón “gracias a Marco A. Rigau”, con Victoria Muñoz y -claro- con Sila María Calderón. “Me expuse también a una vida cultural muy intensa”, explica. “Mucho teatro, música clásica, presentaciones de libros, buen cine. En mi preparación también está el Programa de Cuerdas para Niños del Conservatorio de Música de Puerto Rico, que me sensibilizó, me llegó al alma, trabajó con mis emociones y domó mis acentuaciones. Todo fue parte de algo muy holístico, muy completo, con una mirada circular y una formación no solo académica, sino también humanista que me dio, como funcionario público, un contexto y una contextura muy importantes, desde donde me ha tocado hacer lo que he hecho hasta ahora”.

Nace el Grupo Erantonio & Asociados

Luego de su brillante gestión como secretario del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos -entre el 2001 y el 2003- el licenciado Rivera Hernández formó -junto a su colega y amigo Félix Bello Acevedo- el bufete Bello y Rivera Hernández, que más tarde se convirtió en Bello, Rivera Hernández y Puig Attorneys at Law, “con una práctica legal extraordinaria, muy lucrativa y de mucha utilidad funcional”. “Entonces también me empezaron a llamar de diversos lugares para dar conferencias”, recuerda Víctor. “El primero fue José ‘Pepe’ Méndez, del Sistema Universitario Ana G. Méndez, y así fue como me empecé a entusiasmar con ese quehacer con el que pronto me comenzó a ir muy bien. Le sugerí a mis socios crear en el bufete una faceta de consultoría en asuntos de gobierno, pero ellos entendieron que era más conveniente continuar ofreciendo solamente servicios legales. Entonces yo empecé por la noche a trabajar por mi cuenta, desde casa, lo que ya era el Grupo Erantonio, llamado así por la combinación de los segundos nombres de mis dos hijos, Víctor Eran y Víctor Antonio, mis proyectos de vida. Y ‘asociados’, porque yo nunca me vi con una gran oficina con muchas secretarias y ayudantes, sino asociándome con un grupo de personas extraordinarias, cada cual perito en sus áreas, cada cual con su respectiva práctica particular, pero con tiempo para dedicarlo a este proyecto”.

En el inicio, Víctor solía llegar a su casa y -luego de una jornada de trabajo en el bufete de 12 y 15 horas- se sentaba a pensar en los aspectos conceptuales del Grupo Erantonio & Asociados. “Cuando me percaté, el grupo estaba montado, al menos estructuralmente”, explica. “El 17 de diciembre de 2008 lo incorporé en el Departamento de Estado y en enero de 2009 comenzó a funcionar de manera oficial. Me atreví a dejar el bufete y me fui a la calle a buscar negocios. La primera persona que me dio trabajo fue el alcalde de Mayaguez, José Guillermo Rodríguez. Ahí comencé con la fase de dar capacitación, mediante seminarios en las áreas de Gerencia y Desarrollo Organizacional”.

Luego de Mayagüez, pronto llegaron otros municipios -como Humacao y Sabana Grande- hospitales, universidades, cooperativas, bancos y empresas privadas, con Víctor y la asistencia solo de Eneida Colón, su secretaria “de toda la vida”, hasta que el propio Municipio de Mayagüez le hizo una oferta para que también le diera consultoría, algo que comenzó en el área de Recursos Humanos y luego se extendió a Desarrollo Organizacional, Gerencia y Planificación Estratégica para -asevera Víctor- “tocar a las organizaciones en todos los ámbitos y direcciones”.

“En el proceso me ayudó mucho también que yo ya estaba involucrado en cuatro juntas muy importantes, lo que me dio un dominio en unas temáticas igualmente cruciales”, agrega. “Estas son la Junta de Síndicos de la Universidad Interamericana, donde también soy profesor, la Junta de Directores de Agenda Ciudadana, la Junta de Directores de la Fundación Comunitaria de Puerto Rico y la Junta de Directores de la Society on Education and Arts, en Estados Unidos. Asimismo en el camino comencé a trabajar con personas que han sido una gran escuela para mí, de la misma manera como lo fueron aquellos maestros que antes mencioné en mi paso por el servicio público, entre ellas la doctora Criseida Navarro, Eneida Sierra, Celina Romany, Víctor Garcia San Inocencio, Lucy Lopez Roig y Manuel ‘Coco’ Morales, como esa nueva cepa de acompañantes”.

Paulatinamente el Grupo Erantonio & Asociados ha cincelado un prestigio inmenso entre una amplia gama de organizaciones públicas y privadas, con un equipo de asociados y colaboradores en los que Víctor reconoce la excelencia en sus respectivas especialidades. “Desde luego, Criseida Navarro, mi mano derecha, que es también mi consejera a la que solo me basta con mirar y sentir para saber por dónde debo ir, y a quien admiro y respeto por su talento, capacidad de trabajo, profesionalismo, humildad y solidaridad”, asevera. “Asimismo, Gladys Rivera, nuestra asociada en Recursos Humanos y Gerencia; Luis Piñot Arecco, asociado en Asuntos Legales, Gubernamentales y Gerencia; Yvette del Valle Soto, asociada en Programas Federales y Head Start; Josueph Santiago Ginestre, asociado en Psicología Industrial; y Víctor García San Inocencio, colaborador nuestro, así como Eneida Colón, nuestra asistente administrativa”.

“El Grupo Erantonio y Asociados es ya una realidad consolidada y estamos en el proceso de llegar a la mayoría de la gente cuyo perfil depende de un grupo, que ofrezca, no solo los servicios que nosotros brindamos, sino también con la calidad óptima con la que lo hacemos”, finaliza Víctor. “Vamos a continuar tocando personas para transformarlas y, así, transformar las organizaciones. Vamos también camino a la internacionalización. Este nuevo hogar cibernético es parte de ese gran proyecto con el que nos estamos reinventando para seguir trabajando, para seguir potenciando, en fin, para seguir anhelando”.

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